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El paso del tiempo ha permitido que la tradición del tatuaje y los piercings se vuelva más habitual. Hoy en día, jóvenes y adultos que poseen uno o más tattoos, o piercings, son mucho más comunes que hace 10 años, y el cambio cultural ha ido dando paso a la aceptación de esta práctica como una forma de transmitir mensajes de diferente tipo, desde símbolos que hablan de nuestra personalidad hasta nombres de personas significativas en nuestras vidas, bandas que nos gustan y mucho más.
Además, otro cambio interesante que han comenzado a percibir los especialistas en comportamiento y sociedad, es la atracción que pueden generar las personas que poseen tatuajes y piercings. Se conoce como estigmatofilia, y dentro del mundo de la psicología, se la caracteriza como una parafilia. ¿Qué quiere decir esto? Que la persona encuentra el placer sexual no en el acto en sí, la cópula, sino en la cosa que lo acompaña. En este caso, que la pareja elegida tenga piercings o tattoos.
La estigmatofilia comenzó a percibirse fuertemente con la expansión del tatuaje y el piercing en las culturas occidentales. Los especialistas comenzaron a investigar cuáles eran las razones del fenómeno que se traduce en una mayor excitación de determinadas personas, frente a individuos que tienen tatuajes o piercings. Si bien se trata de una investigación que aún continúa, lo cierto es que los parámetros de gustos son tan vastos como las individualidades mismas.
Por ese motivo, la cultura, la educación recibida y el contexto en el que vivimos influyen de manera notable en aquello que nos resulta atractivo o no. Hoy es mucho más habitual hablar de personas que encuentran atractiva a una pareja sexual por las perforaciones o las obras de arte que llevan en su propio cuerpo. Es una forma más de escoger pareja, así como otras personas pueden verse atraídas por el dinero, el aspecto físico, la inteligencia o la forma de pensar.
Cuando se habla de estigmatofilia a nivel académico, se hace referencia a la excitación que algunas personas sienten ante individuos que tienen piercings o tatuajes. Sin embargo, hay que diferenciar esta sensación del mero gusto por un tatuaje que queda cool o está bien hecho. Las personas que viven la estigmatofilia también encuentran atractivas otras marcas en la piel, como son cicatrices. Está en su mapa mental un gusto por la piel marcada, por eso no hace referencia únicamente a la presencia de tatuajes o piercings sorprendentes, sino a su mera existencia.
Otro punto de vista es el que interpreta a la estigmatofilia como un fetichismo. Este término, que remite a la psicología y al mundo del sexo y el placer, consiste en una excitación erótica que surge a partir de la presencia de objetos. El zapato, un paragüas, o en este caso, la presencia de tatuajes o piercings. El caso más popular del fetichismo es el de los disfraces, pero la etigmatofilia ha venido a demostrar con el paso de los años que los tatuajes y los piercings también pueden resultar atractivos para un importante número de personas.
En relación a los piercings, la excitación sexual suele darse en personas menores a los 40 años y con preferencia en zonas del cuerpo como son los labios, la lengua, los pezones y las zonas genitales. En cuanto a la estigmatofilia con tatuajes, hay una importante variedad, siendo los tatuajes en brazos, piernas y en la zona de la cintura y la espalda lo más excitantes.
El mundo del tattoo y los piercings cada vez tiene mayor presencia, más allá de los gustos y la excitación sexual. Pero es importante entender que estos fenómenos suceden para ir abriendo la mente y sorteando tabús. La sociedad globalizada cada vez tiene mayor apertura, y esto se refleja en la presencia de este tipo de actitudes, en el respeto hacia aquellas personas que han decidido tatuarse o hacerse un piercing, y en la lenta desaparición de prejuicios e insultos hacia lo que no se conoce.
Por eso, y ampliando aún más las barreras y alcances del tatuaje, la cultura del piercing y el arte en el cuerpo, la estigmatofilia es una representación más de la belleza que para algunos, representan los cuerpos tatuados y marcados.