Cada vez más jóvenes alrededor del mundo acuden a centros de tatuaje en busca de piercings en la lengua. Además de ser perforaciones indoloras, de rápida cicatrización y fáciles de ocultar, resultan muy atractivas a la vista. ¿Estás pensando en hacerte un piercing en la lengua? Déjanos orientarte.
📌 Índice de contenido
Existen varias formas y tamaños de lenguas. Si tu lengua es muy grande y con suerte logra acomodarse en tu boca, si es muy gruesa y choca repetidas veces con tus dientes o si es muy sensible y tiende a infectarse, no es recomendable que la perfores. Quienes tienen una mandíbula ancha que permite que su lengua tenga suficiente movilidad, una lengua relativamente delgada y una excelente salud bucal son buenos candidatos para hacerse un piercing en la lengua.
Las personas con malformaciones o enfermedades como macroglosia, leucoplasia, candidiasis oral o cáncer de lengua no pueden hacerse este tipo de piercings. Tampoco es recomendable que quienes tienen extrema sensibilidad en la zona, sufran de alergias cutáneas o su cuerpo tienda a rechazar piercings se perforen esta parte del cuerpo. Lo mejor siempre es consultar con el profesional encargado de hacer tu perforación. Él te recomendará en base a tu anatomía y gustos el tipo de piercing que mejor se adapta a ti.
Los piercings en la lengua pueden hacerse de dos maneras: verticales u horizontales. En total, existen seis tipos de piercings en la lengua: central, en la punta, venom, horizontal completo, surface y sublingual.
Los piercings verticales son los más comunes de todos. El piercing central es una perforación vertical más o menos profunda que se realiza en el centro de la lengua y consta de una pieza larga y recta que la atraviesa justo a la mitad, dejando ver ambos extremos. Si se hace en el centro un poco más cerca de la punta de la lengua, es un piercing en la punta.
El piercing venom o viper consta de dos perforaciones verticales hechas más o menos cerca de la punta de lengua, simulando los colmillos de una serpiente.
El piercing horizontal completo atraviesa la lengua de extremo a extremo mediante una perforación bastante profunda más o menos cerca de la punta de la lengua.
El surface es un piercing horizontal que se caracteriza por no ser tan profundo. Se hace en una capa relativamente externa de la piel de la lengua y es menos doloroso que el piercing horizontal completo.
El sublingual, web piercing o Marly se hace en el frenillo lingual, de manera horizontal y justo debajo de la lengua.
Al principio, se colocará una pieza bastante más larga que la del resultado final para contrarrestar la inflamación posterior a la perforación de la lengua. Por lo general, se coloca una pieza de 2 o 2,5 centímetros de largo y 1,6 mm de grosor. La pieza se cambiará varias veces hasta que la lengua se deshinche por completo. El tamaño estándar de la pieza final es de 1,2 centímetros de largo y entre 1,2 y 1,6 mm de grosor.
Por lo general, las piezas están hechas de acero quirúrgico decorado con fantasía, plástico o algún otro metal de oxidación lenta. Si buscas algo más sofisticado, puedes optar por piezas un poco más costosas hechas de titanio, platino u oro, pudiendo adornarlas con piedras preciosas.
La pieza por excelencia para los piercings en la lengua es el barbell. Hay quienes lucen spikes o bananas, pero una vez que la herida esté completamente cicatrizada. El piercing sublingual es el más versátil, pudiendo lucir bananas, spikes, aros o barbells.
Dependiendo del tipo de perforación, el precio de cada piercing en la lengua variará entre los 15 y los 30 euros. Los piercings verticales son los más sencillos de hacer y, por ende, los más baratos. Les siguen en orden el surface, el venom, el sublingual y el horizontal completo.
Además, debe sumarse el costo de cada pieza de acero quirúrgico, que ronda entre los 3 y 6 euros (barbell, spike o banana sencilla).
Por lo general, la mayoría de los anilladores respetan la siguiente metodología:
Aunque este órgano tiene una cantidad significativa de venas y vasos sanguíneos, casi no sangra al perforarse y el proceso es descrito como ligeramente doloroso. Depende de varios factores, como el umbral de dolor de cada persona, el grosor de su lengua, la experiencia del anillador y si se emplean pomadas o aerosoles anestésicos para insensibilizar un poco la zona a la hora de perforar. Debido a la delicadeza de esta piel, la perforación (que puede tardar hasta dos minutos) suele realizarse con una aguja hueca, no con una pistola. Como siempre, es indispensable que acudas con un profesional.
En una escala del 1 al 10, las personas suelen es calificar a los piercings en la lengua con un 3 o 4.
Con los correctos cuidados, los piercings en la lengua deberían estar completamente cicatrizados luego de los tres meses posteriores a la perforación. La saliva se encarga de cicatrizar la piel maltratada y durante el proceso suele producirse hinchazón, comezón y sangrado.
Considera que te resultará incómodo al hablar, comer, beber y cepillar tus dientes, al menos durante los primeros días. Tu higiene bucal debe ser impecable de ahora en más, pues aunque la herida haya cicatrizado perfectamente, el agujero es propenso a acumular restos de alimentos y despedir malos olores. Debes evitar la ingesta de alimentos muy ácidos o picantes y no puedes ingerir alcohol ni fumar, por lo menos durante la primera semana. También es recomendable que consumas alimentos blandos y fríos.
Si manipulas el piercing con las manos sucias o no cepillas tus dientes con la suficiente frecuencia harás que la herida se infecte y dificultarás el proceso de curación. No debes retirarte la pieza hasta que la herida cicatrice por completo, pues podrías infectarla o permitir que el agujero se cierre.
En ocasiones los piercings en la lengua acarrean un montón de inconvenientes. Un proceso de cicatrización inadecuado o una mala higiene pueden representar problemas serios para tu salud oral, entre ellos:
Si sigues todas las indicaciones de tu anillador, tu piercing sanará correctamente en el menor tiempo posible. En caso de sentir malestares o dolor persistentes, debes comunicarte con tu anillador o médico de confianza.