Cada día más y más mujeres alrededor del mundo se vuelven fanáticas del arte corporal, en especial de los tatuajes. A pesar de que los prejuicios respecto a la tinta van desapareciendo, siempre surgen dudas relacionadas a su influencia sobre la salud. Si bien, un tatuaje hecho por un profesional con el material adecuado no debería suponer ningún riesgo, existen situaciones (como el embarazo) que nos hacen cuestionar si verdaderamente es un procedimiento seguro. En este artículo contestaremos todas las preguntas que frecuentemente hacen las futuras mamás a nuestros tatuadores. Descubre con nosotros todo sobre los tatuajes durante el embarazo.
📌 Índice de contenido
Durante la gestación, el cuerpo de la mujer cambia drásticamente. Las variaciones bruscas de peso, las náuseas, los mareos, el rechazo a ciertos alimentos, las ganas frecuentes de orinar y la excesiva sensibilidad son sólo algunas de las calamidades que las embarazadas deben afrontar. Aunque se les recomienda llevar una vida lo más normal posible, es cierto que tienen que adoptar hábitos saludables, mantenerse relajadas y evitar ciertas actividades que pueden perjudicar la salud del bebé en camino.
Entre las actividades prohibidas para las futuras mamás se encuentran fumar, ingerir bebidas alcohólicas, consumir cualquier tipo de droga, vestir prendas de ropa extremadamente ajustadas, insolarse, tener una mala alimentación, ejercitarse excesivamente y de manera incorrecta y no acudir con un profesional de la salud que las asesore y controle su embarazo. Además, está más que contraindicado someterse a situaciones estresantes y dolorosas, pues el feto siente todo lo que siente la madre. Diversos estudios han demostrado que durante el embarazo, las madres transmiten vía placentaria sus emociones y sensaciones al feto. Esto significa que cualquier incomodidad o aflicción que sienta la madre será percibida por el bebé, por lo que se le recomienda no someterse a ningún tipo de procedimiento que pueda causar estrés o dolor por un periodo prolongado de tiempo (por ejemplo, hacerse un tatuaje) para evitar alterar su desarrollo.
Los primeros meses de embarazo son los más delicados del desarrollo prenatal, pues son las semanas en donde más abortos espontáneos ocurren. Es importante que la madre mantenga una excelente salud, alimentación e hidratación, tenga suficientes horas de sueño y siga las recomendaciones de su obstetra al pie de la letra para reducir hasta un 40% las posibles malformaciones congénitas. Se debe evitar a toda costa la automedicación y la ingesta de bebidas alcohólicas, tabaco, drogas o sustancias que puedan afectar la integridad del embrión.
Durante el segundo y tercer trimestre de embarazo el feto terminará de formarse por completo, concluyendo la maduración de los órganos y tejidos originados durante los primeros tres meses de gestación. Se les recomienda a las futuras madres limitar su movilidad y velar por su comodidad y tranquilidad para evitar a toda costa un nacimiento prematuro.
Como se dijo anteriormente, las mujeres embarazadas deben evitar situaciones estresantes y/o dolorosas que puedan interferir con el desarrollo del gestante. Debido a que durante el embarazo disminuye considerablemente el nivel de tolerancia al dolor y que perforar la piel con una aguja de 50 a 3000 veces por minuto puede suponer un dolor significativo, tatuarse estando embarazada no parece ser una buena idea.
Aunque no existen estudios concluyentes que demuestren que tatuarse durante el embarazo perjudique de alguna manera al feto, la mayoría de los ginecólogos y obstetras recomiendan no hacerlo. Además, muchos tatuadores se niegan a tatuar a mujeres encinta porque temen causarles una descompensación, un aborto involuntario o un parto prematuro. Ten en cuenta que toda modificación corporal conlleva riesgos y que durante el embarazo el sistema inmunológico está debilitado y el organismo es más vulnerable. Algunos de los riesgos que conlleva la realización de un tatuaje durante el embarazo son:
En resumidas cuentas, si puedes tatuarte estando embarazada, pero no es lo más recomendable.
Lo primero que debes saber es que cualquier tatuaje hecho y cicatrizado antes de la concepción no afectará en lo absoluto tu salud o la de tu bebé. El único inconveniente con estos tatuajes es que pueden variar un poco en aspecto durante y después del embarazo.
Gracias a su elasticidad, la piel se amolda al cuerpo cuando se gana o se pierde peso. En el caso de las variaciones bruscas de masa corporal, la piel se ensancha o se prensa de manera exagerada, lo que ocasiona que se agriete, se estríe y se torne flácida. Cuando se tiene un tatuaje y se gana o pierde mucho peso, el diseño podría distorsionarse, fragmentarse o decolorarse.
No te preocupes, esto no suele ocurrir en los embarazos promedio. Durante los nueve meses de embarazo se ganan entre 9 y 20 kilos, y para que un cambio de peso sea considerado “brusco” se necesita una variación mínima de peso de 30 Kg cada seis meses. Si durante tu embarazo tu peso aumenta gradualmente menos de 30 Kg, tus tatuajes se irán acoplando poco a poco al estiramiento de la piel y no variarán mucho en forma o color. Es posible que los tatuajes hechos en zonas donde se acumula grasa (como el abdomen, los brazos, los muslos y los senos) presenten ligeras variaciones perceptibles, pero nada lo suficientemente grave como para decir que el tatuaje “se ha deformado”. Los tatuajes que más tienden a cambiar son los hiperrealistas, los de rostros y los lettering, y los que prácticamente no sufren ningún cambio son los tribales, los minimalistas y los blackwork.
Tu mayor problema respecto al aumento o a la disminución de peso será la aparición de estrías. Si tienes un tatuaje y te salen estrías encima, el dibujo se fragmentará. Mientras más gruesas y profundas sean tus estrías, más afectado se verá tu tatuaje. En estos casos, la mejor opción es esperar a que las estrías se tornen blancas y que trascurran al menos seis meses del alumbramiento para acudir con un tatuador y agendar una cita para retocar el tatuaje deteriorado. Las estrías rojas no se pueden tatuar porque aún no han alcanzado su máximo tamaño y profundidad, así que es indispensable que esperes al menos un año.
Si tienes un tatuaje en el vientre (específicamente en el hipogastrio) y estás embarazada, te recomendamos que tengas a tu bebé mediante parto natural y no mediante cesárea. Para cuando la herida de la cesárea sane, el tatuaje se habrá desfigurado un poco y habrá quedado una cicatriz grande que sólo podrá ser tatuada nuevamente después de uno o dos años.
Hay tatuadores que no recomiendan tatuar tejido cicatricial porque afirman que esta piel es muy delicada y otros dicen que luego de pasados los dos años es totalmente seguro tatuar sobre una cicatriz (siempre y cuando no sea un queloide). Si quieres tatuar tu cicatriz para disimularla o quieres retocar un tatuaje que se deformó gracias a esta, lo mejor será siempre consultar con un médico de confianza.
Si luego de consultar con tu obstetra e informarte al respecto decides tatuarte estando embarazada, debes asegurarte de hacerlo con un tatuador profesional y en un establecimiento que cumpla las respectivas medidas higiénicas. Debes cerciorarte de que el establecimiento posea licencia sanitaria, el material con el que trabaje el artista sea nuevo o esté correctamente esterilizado y que las tintas que vayan a emplearse sean de buena calidad y no contengan sustancias tóxicas (como plomo, níquel, mercurio o arsénico). Te recomendamos tatuarte de negro. Los tatuajes de tinta negra son mejor asimilados por el organismo, generan menos reacciones alérgicas y cicatrizan más rápidamente que los de cualquier otro color.
No te tatúes durante el primer trimestre de embarazo, espera llegar al menos al segundo o tercer trimestre. La mayoría de los médicos y tatuadores les recomiendan a las mujeres embarazadas esperar seis meses después de dar a luz para tatuarse. Hay algunos que dicen que con esperar hasta después del puerperio (entre 6 y 8 semanas después del alumbramiento) es suficiente. No es recomendable que te tatúes estando embarazada, pero si ya te has decidido, asegúrate de tomar todas tus precauciones.
No es recomendable que te tatúes en la espalda baja. En algunos centros médicos no colocan la anestesia epidural sobre los tatuajes por miedo a arrastrar tinta a la médula espinal, por lo que si tienes un tatuaje en la zona lumbar podrías no poder optar por la inyección cuando llegue el momento de tener a tu bebé.
Si tienes tatuajes previos o decidiste tatuarte durante tu embarazo, debes saber que tus principales prioridades serán evitar infecciones y mantener tu piel sana. Si tu tatuaje es nuevo debes lavarlo varias veces al día con agua y jabón neutro y aplicar pomadas antisépticas y antinflamatorias que te recetará tu tatuador para favorecer la rápida y correcta cicatrización de la herida.
A los tatuajes cicatrizados deberá mantenérseles humectados para evitar que se agrieten o se estríen. Es necesario que les apliques cremas humectantes dos veces al día y protector solar cuando vayas a exponerte al Sol para evitar resequedad, manchas y decoloraciones. La alimentación, la hidratación y la rutina de ejercicio físico también son muy importantes para la salud de la piel. Debes mantener una buena dieta, hidratarte continuamente y ejercitarte de acuerdo a las indicaciones de tu médico para mantener un peso adecuado, dar brillo y elasticidad a tu piel y evitar las molestas estrías.
Luego de que tu embarazo culmine y tus estrías se tornen blancas (si es que te salieron estrías), puedes ir a retocar los tatuajes que consideras que se hayan estropeado. El procedimiento no durará mucho, no será tan doloroso y dejará tu diseño como nuevo.
Gema García nacida en Madrid en 1989. Estudió el Grado de Bellas Artes en la Universidad de Valencia, tatuadora profesional desde hace 4 años. Colaboradora en Tatuing desde el año 2018 aportando su conocimiento y experiencia en el Sector.